La importancia de la prevención

Desde que uno es niño o niña y nace en un país como el nuestro, escuchamos siempre respecto a los terremotos y a la prevención de cualquier situación que pueda desencadenarse por ello. Esa prevención era latente en mi colegio debido a la planificación previa: zonas perfectamente señalizadas, alarmas preparadas para avisar que estábamos ante un sismo y equipos formados por nosotras mismas para realizar acciones de evacuación del aula. Es así que cuando se daban los simulacros, organizados por el colegio o por el mismo Gobierno, empezaba a desarrollarse todo lo previamente señalado. Las dos niñas encargadas de abrir la puerta del salón (que además se sentaban en la primera carpeta junto a la puerta) se quedaban ahí hasta que el grupo de la segunda columna empezaba a salir. Posteriormente, otras dos niñas apresuraban a las compañeras hasta que, finalmente, otras niñas se cercioraban que el salón quedaba vacío y procedían a evacuar. Todas salíamos en orden con dirección a la zona de seguridad que estaba anticipadamente señalada. Esperábamos ahí unos 5 minutos y al terminar el simulacro la profesora nos felicitaba por lo bien que lo habíamos hecho. Pero, ¿qué pasa cuando sucede el sismo real? ¿nos sirven los simulacros o es que cuando sucede olvidamos todo lo aprendido?

En la comunicación, y por supuesto en casi todas las profesiones, la prevención es la clave. Prevenir escenarios que puedan ser críticos debería ser el objetivo de todo buen comunicador en la línea que se desempeñe, ya sea periodismo, corporativo, político, desarrollo, entre otros. Existen diversas metodologías para lograrlo, pero la clave también está en que la empresa u organización donde trabajen les brinde ese espacio, los escuche y entienda que la prevención comunicacional es vital para proteger la reputación.

Lo sucedido en estos días, que empezó con la erupción del volcán submarino hasta lo acontecido con el derrame de petróleo, solo nos muestra que la acción tardía nos lleva al lamento y a la indignación. La pregunta aquí sería ¿realmente se pudo prever esta situación tan crítica para el país como para la empresa? Ustedes me dirán que no, pero yo diría que sí y acá va mi respuesta.

Cuando acontece la erupción volcánica en Tonga, inmediatamente se dispararon las alertas. Una persona que conoce cómo se manejan las informaciones debería ir inmediatamente a las fuentes de información que tengan validez para elaborar un diagnóstico con toda la data procesada que se tenga en el momento (porque en estos casos se tienen que tomar decisiones desde el minuto 0) y así prever el impacto que podría causar una situación de magnitud en nuestras costas. El especialista en informaciones no debería abrir Google, debería ir a fuentes confiables en las que detrás hay profesionales -o gobiernos- capacitados en esa emergencia, como Japón, país que cuenta con una experiencia exitosa en la prevención de desastres o también la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (National Oceanic and Atmospheric Administration, NOAA), agencia científica de Estados Unidos cuya función es monitorear las condiciones de los océanos y la atmósfera. Por ejemplo, el canal japonés NHK (radiodifusora estatal), transmitió en directo -en plena madrugada para ellos- la situación de emergencia (posibilidad de altura de olas, hora de posibles impactos, etc.). Si Japón, que es un país que tiene amplia experiencia por la cantidad de desastres naturales que han asolado sus costas, tiene la alarma de tsunami activada, ¿por qué nosotros no imitamos su comportamiento preventivo? ¿por qué no aprendemos del que sabe más?

Con esto no estoy defendiendo a ninguna empresa ni colocando la culpa en alguna institución. Ese no es el punto. El objetivo de esta reflexión es entender que tenemos que saber dónde buscar la información certera que nos ayudará a tomar una mejor decisión y evitar coyunturas críticas que pueden ser terribles no solo a nivel empresarial, sino lo más importante, a nivel nacional. Siempre tenemos que observar al que sabe más que nosotros y aprender de su experiencia para que cuando nos suceda saber cómo accionar.

Por cierto, ¿recuerdan a las niñas de las que hablé al inicio de este relato? Bueno, yo era la niña encargada de abrir la puerta del salón al inicio del sismo. ¿Adivinan lo que sucedió cuando empezó un sismo real? Abrí la puerta y me fui corriendo. Obviamente no cumplí con mi objetivo, me cambiaron de carpeta en el salón y fui regañada por mi profesora.  La prevención la impartía el colegio, pero no todas las alumnas -como yo- podíamos internalizarla en ese momento. Hoy soy la primera en abrir la puerta de mi casa, pero siempre esperando a mi familia para salir y estar todos a salvo.

Escrito por Carla Cárdenas Aréstegui