Les doy la más cordial bienvenida al blog de Estrategias & Escenarios, en el cual destacaré algunas ideas vinculadas a la comunicación estratégica, comunicación política y situaciones de coyuntura nacional e internacional. En este espacio escribiré respecto a todo lo aprendido a lo largo de mi vida profesional y daré algunos puntos de vista respecto a temas que pueden ser de interés general.
Quisiera empezar dando una reseña sobre mi vida. Y no, no voy a hablar de mi vida profesional en este párrafo, sino de cómo ha impactado la información y la tecnología desde la niña que fui en los ochentas hasta la adulta que soy hoy, ya fines del 2021.
Cuando era pequeña mi papá todos los días observaba el mapamundi que tenía colgado en una de las paredes de mi casa, junto con diccionarios de antónimos, sinónimos, geografía, historia, libros por doquier, lapiceros, plumones, cartulinas, lápices, hojas, cuadernos, entre otros. Eso y la coyuntura a nivel nacional y mundial en los planos políticos, sociales, culturales y económicos marcaron profundamente en mí ese interés que determinó mi vida adulta: saber, conocer, entender, analizar y adelantarme a escenarios que podían darse para saber qué acciones tomar en el futuro. Mi padre -educador y psicólogo- siempre decía que el estudio era la clave de todo en la vida. Todos los días leía varios diarios, oía noticias en la radio mientras me llevaba al colegio, comparaba informaciones, observaba el mapamundi, escribía en cuadernos sus ideas, se sentaba en la máquina de escribir y plasmaba ahí sobre todo lo que había investigado. Recuerdo también que usaba cartulinas blancas y plumones de diversos colores para enfocar las ideas. Siempre me decía “Carlita, el plumón rojo siempre se utiliza para lo más importante (título e ideas fuerza), el azul para escribir los párrafos, el negro para resaltar alguna idea y el verde en caso haya algo que agregar”. Me enseñó a elaborar mapas y leyendas, exponer ante la audiencia, a nunca doblar las hojas de los cuadernos, elaborar fichas, etc. Ello, sin contar las conversaciones que tenía con mi hermano mayor respecto a diversos temas y enseñándole a siempre defender sus ideas. Yo lo escuchaba como si hablara Dios y pensaba “¿cómo puede saber tanto mi papá?”. Hoy sé que era porque leía e investigaba todo lo que podía. Es decir, buscaba la información. Pero acá lo interesante y el motivo de esta reflexión es lo siguiente: ¿Qué hubiese hecho mi papá con la tecnología de hoy?”
Mi papá falleció hace muchos años, cuando internet era aún incipiente por lo que no lo disfrutó. Definitivamente, en esta época, dudo mucho que tuviese un mapamundi, una máquina de escribir, cartulinas o plumones, pero de solo pensar en toda la información que podría conseguir con un click habría estado feliz y ensimismado, escribiendo a diario en la laptop o tablet las ideas y conceptos que hubiese adquirido, maravillado viendo Google Maps y feliz de saber que sus exposiciones podrían ser vistas alrededor del mundo en tiempo real.
En mi caso, que viví toda la transición tecnológica ya descrita líneas arriba, lo único cierto es que, si bien la información hoy la tenemos con un click, puedo aseverar que no tenemos pensamiento crítico para analizarla y darle su debido lugar. Como sociedad, hemos ganado avances, rapidez y tiempo, pero a la vez hemos perdido la importancia del análisis, de la lectura, la comparación de fuente de información, de los argumentos, del debate de las ideas. En fin, todo aquello, que es tan importante al momento de comprender y explicar los fenómenos políticos, sociales y culturales. Todo aquello que incluso nos sirve para nuestra propia vida.
Hoy me pregunto: ¿Estamos mejor que en la década de los ochenta?
No lo sé. Quizá mi papá tendría la respuesta.
Escrito por Carla Cárdenas Aréstegui